Excelentísimo señor Presidente del Gobierno de Aragón, Excelentísimo señor Alcalde de la ciudad de Zaragoza, Excma. Sra. Consejera de Educación del Gobierno de Aragón, Excmo. y Rvdmo. Señor Arzobispo de Zaragoza, Excmo. Sr. D. Massimo Marchetti, delegado plenipotenciario del Embajador de Italia ante esta Real Academia, Magnifico señor don Guillermo Colón, príncipe de Melfi y descendiente del Almirante Colón. Ilustres y excelentísimos señores y señoras académicos, Dignísimas Autoridades, Señoras y señores,

En nombre de todos mis compañeros académicos, que componen esta Real Corporación, deseo comenzar agradeciéndoles su voluntad de acompañarnos en esta solemne apertura del Año Académico 2010, con la que se inaugura una andadura en la que esta institución espera ofrecer a la sociedad aragonesa su trabajo y su compromiso con el progreso de las Artes y el acrecentamiento de los saberes de los hombres y mujeres de Aragón.

Por eso, desde esa voluntad de servir a la Cultura aragonesa, saludamos especialmente al presidente del Gobierno de Aragón que, al distinguirnos con su presencia, nos anima a trabajar para que los aragoneses de este nuevo milenio avancen en el saber, en el pensar y en la capacidad de reaccionar críticamente. Por eso, nuestra actividad tiene que responder a las necesidades del momento y al empeño de recordar a la sociedad el sistema de valores sobre el que se sustenta la identidad aragonesa.

En esta tarea queremos ocupar la nueva andadura, que iniciamos desde la gratitud a la importante tarea institucional brillantemente desarrollada por el Excmo. Sr. Don José Pasqual de Quinto, que nos precedió en el cargo y que hoy es nuestro Presidente de Honor. Pero, en esta nueva etapa, desde la fidelidad a nuestra historia, hemos asumido que no podemos seguir de espaldas a la realidad, porque no podemos ignorar que nuestra razón es poner al servicio de esta tierra los saberes y las habilidades que custodia esta Real Corporación en cada uno de sus notables y destacados académicos, cuya brillante trayectoria intelectual es el mejor tesoro de esta institución.

Manteniendo el espíritu ilustrado de nuestros fundadores, queremos ser una academia del siglo XXI, que apueste por los nuevos lenguajes y tecnologías, aportándoles el compromiso con la veracidad que debe presidir nuestra actuación. Que contribuya a que los creadores aragoneses –para los que pedimos comprensión y apoyo- puedan sentirse embajadores de una cultura que ha dado a la Humanidad grandes figuras en todos los campos del saber y del hacer. En una palabra, esta Real Academia está dispuesta a dar una respuesta firme a las demandas culturales de nuestro tiempo, colaborando con aquellas instituciones que necesiten nuestro apoyo y trabajando –de manera coordinada y leal- con nuestra querida Universidad y con las demás reales corporaciones hermanas que atienden los saberes de Medicina, Ciencias y Jurisprudencia, a cuyos presidentes saludo con afecto.

Pero en esta tarea no queremos ir solos. Necesitamos la cercanía del Gobierno de Aragón y el apoyo del Ayuntamiento de Zaragoza, puesto que no hace falta recordar a nuestro Alcalde, al que manifestamos nuestra gratitud por su presencia, que estamos fuertemente vinculados a esta ciudad por un Real Decreto de Carlos IV, por la voluntad del conde de Aranda y por la normativa residencia de sus académicos. De esos académicos que le aseguro desean servir con ilusión a ese mundo pujante y valioso que componen los artistas y los intelectuales zaragozanos. Esta Casa aspira a que los zaragozanos la sientan como algo suyo, pero sobre todo desea que nuestra ciudad y su Ayuntamiento sientan el apoyo permanente de esta Real Corporación para todas aquellas empresas culturales que beneficien a Zaragoza. Una tarea en la que vamos a dar el primer paso, ofreciendo nuestra institución para poner en marcha las actividades de lo que será el año 2018, el IX Centenario de la conversión de Zaragoza en la capital de Aragón.

A partir de este momento, todos los aragoneses deben saber que esta Real Academia, por la historia la primera institución cultural de la Comunidad, quiere convertirse en la primera institución cultural también por su actividad y sus trabajos. Volveremos a apostar por colaborar en la enseñanza de las destrezas como hizo nuestra bicentenaria Escuela de Dibujo para Goya. Volveremos a recuperar nuestra labor de asesorar y aportar criterios razonados y objetivos allí donde la pasión anule la razón, donde impere el sinsentido. Y todos comenzaremos a cumplir esa deuda moral con la sociedad generando ciclos y actos en los que consolidemos un poco más la identidad aragonesa, nuestro amor a lo nuestro que sólo puede nacer del conocimiento.

Por eso, para ahondar en lo nuestro hemos invitado a la investigadora doña Marisa Azuara, una turolense que domina la precisión de la palabra y tiene la rectitud de criterio del investigador. Cuando entraba en contacto con Colón por su condición de discípula del ilustre catedrático don Manuel Ballesteros, no podía intuir que su trabajo en archivos italianos, portugueses y españoles, la acabaría convirtiendo en la mujer que resolviera una de las mayores incógnitas de la historia. Tras años de estudio y colaboración con universidades como Siena y Roma, con grandes especialistas como el profesor italiano doctor Mario Ascheti que nos honra con su presencia, hoy quiere compartir con nosotros que Colón es hijo de una aragonesa y, con ello, hacernos sentir partícipes una vez más de la ampliación del mundo conocido, de esa universalidad tan aragonesa.

Es tiempo pues de dar la palabra a nuestra historiadora invitada y es también el momento de dejar constancia que esta Real Academia, que hoy inicia una nueva andadura bajo mi presidencia, quiere manifestar públicamente su empeño en trabajar generosa y lealmente por este Viejo Reino de Aragón que tiene, en sus manos, muchas capacidades y a sus espaldas una rica andadura humana que es capaz de convertir los mejores sueños en realidad. A partir de ahora, los hombres y mujeres que componemos esta Real Academia vamos a dejar los discursos grandilocuentes y vamos a empeñarnos en trabajar, codo con codo, con todos los que hagan posible un futuro mejor para esta tierra.

Y en ese espíritu, me cabe el alto honor de proceder a la apertura del año académico 2010. Con la ilusión que nace de ser el primero que compete a una nueva Junta de Gobierno elegida por esta Real Corporación y nombrada por el Ministro de Educación del Gobierno de España. Desde el espíritu de libertad que inspiró las Reales Academias, en el deseo de que podamos mantener la necesaria serenidad en nuestras decisiones y asesoramientos. Y, sobre todo, desde el compromiso de todos los académicos por realizar actividades que den respuestas a los diversos campos de la acción cultural, declaro abierto el Curso 2010.

He dicho.