Ilmo. Sr. D. Antonio Astorgano Abajo
Antonio Astorgano, vecino de Villanueva de Gállego, catedrático de Lengua y Literatura del Instituto “Corona de Aragón” de Zaragoza, hombre discreto y extraordinariamente laborioso, es uno de nuestros grandes especialistas en historia del pensamiento español del siglo XVIII. Su sencillez y el gran mérito de sus trabajos nos lleva a tratar de su obra en conjunto, pues bien merece una reseña que le haga ser algo más conocido en los mundos académicos y literarios y, sobre todo, sentirse estimado y querido este buen leonés en esta su tierra de adopción.
Autor de una definitiva Biografía de Juan Meléndez Valdés (Badajoz, 1996), colaboró en el libro sobre Astarloa en el II centenario de la “Apología de la lengua bascongada” (1803-2003) publicado por la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País (2003). Y ha publicado una decena de trabajos en obras colectivas y 28 artículos en revistas científicas, en los que trata de los temas más variados sobre esa segunda mitad del siglo XVIII ilustrada, pero también llena de contradicciones, reacciones y miedos. Desfilan ante nosotros, aguda y eruditamente revisados por él, desde un Rector del Colegio de Bolonia al marqués de Pombal, jesuitas como el P. Isla y nuestro San José Pignatelli, el regalismo borbónico, la Inquisición valenciana, la Universidad de Salamanca, los apologistas vascoiberistas a comienzos del XIX, el Conde de Aranda, Goya, Jovellanos, Campomanes y la vinculación de Juan Meléndez Valdés con la Real Sociedad Económica Aragonesa y la Bascongada.
Sus libros más recientes han aparecido en los tres últimos años y suman unas 2.500 páginas. El primero, una edición crítica, estudio preliminar y notas al texto del curiosísimo inquisidor ilustrado y filojansenista Nicolás Rodríguez Laso, Diario en el Viage de Francia e Italia (1788), Zaragoza: Institución “Femando el Católico”/ Real Sociedad Aragonesa de Amigos del País, 2006, 752 pp. El libro es una delicia pues, aunque Laso no es Casanova, es hombre culto y meticuloso, y en ese viaje hasta Bolonia, acompañando a un hermano que va de Rector al Colegio español, surgen mil grandes o pequeños asuntos que anota y relata con minuciosidad. La misma que Astorgano tiene en sus doscientas páginas introductorias y sus casi dos mil notas, que hacen de esta edición de un viaje europeo todo un paradigma; uno piensa irremediablemente en la autobiografía de su coetáneo Samuel Johnson. Concluyendo, Astorgano afirma que el autor “captó bien el pulso de la sociedad francesa e italiana. El inquisidor Laso percibía el sentido histórico de su época y, aunque ciertamente habría huido del París revolucionario, no se le hubiese ocurrido escribir una carta el 14 de julio de 1789 para hablar del tiempo como hizo el abate Antonio José de Cavanilles”.
El segundo, una monumental edición del texto inédito del célebre Lorenzo Hervas y Panduro, Biblioteca jesuítico-española (1759-1799), del que igualmente realiza el estudio introductorio, edición crítica y notas, Madrid, Libris (Asociación de Libreros de viejo), 2007, 833 pp.
Nos explica Astorgano en la introducción que a partir de esta edición primera de los repertorios de Hervás entre 1793 y 1799, “el inmenso fondo bibliográfico, tanto impreso como manuscrito, que produjeron los más de cinco mil jesuitas expulsos entre 1767 y 1816, año en que volvió la mayoría de los pocos supervivientes a España, empieza a ser más accesible para todos los investigadores”. Como ha destacado María Victoria López Cordón, “Astorgano, lo ha rescatado del olvido, editando los cuatro catálogos autógrafos conservados en el Archivo Histórico de Loyola y enriqueciéndolo con notas y un riguroso estudio… Gracias a lo cual el lector de hoy puede disponer de una importante obra de referencia, no solo sobre la producción y las coordenadas intelectuales de un cualificado grupo de profesores, eruditos y publicistas, sino sobre la propia cultura española de la segunda mitad del siglo XVIII, de la que los expulsos, por formación y tradición, forman inequívocamente parte…”
El estudio, pues, podrá proseguir en mejores y más cómodas condiciones de las que han tenido grandes expertos como el P.Batllori (que calificó a Hervás de enciclopedista, no a la francesa, claro, pues era un contrarrevolucionario, aunque muy erudito y gran publicista), o Rafael Olaechea, J.A. Ferrer Benimeli, por citar a dos de los nuestros. Por cierto que entre el medio millar de citados (entre los Maseru, Isla, Lampillas, etc.), encontramos unas tres docenas de destacados aragoneses, del destacadísimo Miguel Dámaso Generés a Joaquín Millás.
Por cierto, no es casualidad que el tema de los jesuitas expulsos tenga amplio tratamiento en la excelente Biblioteca Virtual Cervantes, ya que es en la Universidad de Alicante donde el Área de Historia Moderna tiene desde hace años un grupo de investigación sobre el siglo XVIII español con notable producción.
Su tercer libro es la edición de los Escritos filosóficos del Abate Vicente Requeno y Vives (Prensas Universitarias de Zaragoza. Larumbe). El abate (ex jesuita, 1743-1811), apasionado neoclásico, se dedicó al estudio y restauración del arte grecolatino en Italia. Y escribió dos obras que quedaron inéditas y ahora se recogen ahí: Ensayo filosófico sobre los caracteres personales dignos del hombre en sociedad y Libro de las sensaciones humanas y de sus órganos, en las que, hijo de su época, abordó temas polémicos y estéticos, conoció los avances científicos, rebatió a Rousseau, Voltaire y otros autores no muy ortodoxos. Requeno, que osó pensar por sí mismo sin salirse de la ortodoxia, buscó unas “leyes” como las físicas para la moral.
Fuente: «Andalán»
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